Cuando invertimos en fondos de inversión a largo plazo, con mercados bursátiles en niveles bajos y volátiles, conviene diversificar, hacer aportaciones periódicas y controlar las emociones.
No poner todos los huevos en la misma cesta, hacer suscripciones automáticas y periódicas y tener paciencia. Estas son las estrategias de inversión a seguir cuando invertimos en un fondo de inversión a largo plazo en un mercado bajista y volátil como el actual, provocado por el impacto de la pandemia de COVID-19 en las bolsas.
Veamos con detenimiento cada una de ellas para ver cómo podemos llevar nuestras inversiones por el camino más seguro en un entorno incierto.
Estrategias de inversión: diversificación
En toda inversión hay una máxima que siempre debe prevalecer: no poner todos los huevos en la misma cesta. La diversificación es clave para reducir riesgos en las inversiones. Algo que siempre se consigue en un fondo de inversión, ya que invierte en numerosas compañías. En Santalucía Asset Management las seleccionamos a partir del análisis fundamental. Es decir, hacemos un minucioso estudio de los números y de todas las circunstancias de una empresa.
De este modo, al estar repartido nuestro ahorro en diferentes compañías, la eventual caída de cotización de unas se verá compensada por las eventuales subidas de otras. En este sentido, la diversificación de las carteras a nivel global es fundamental para atenuar potenciales entornos negativos en zonas geográficas concretas.
Es un error creer que estamos bien diversificados por tener varias acciones de un mismo índice bursátil en la cartera, aunque sean empresas de distintos sectores. La inversión se concentra en un país, y si al país le afecta negativamente algo en conjunto, la bolsa de dicha región se verá afectada de manera general. Lo mismo ocurre si apostamos todo a un mismo sector.
Invertir en activos descorrelacionados también es una forma de diversificar y, en entornos bajistas, también es una acertada estrategia de inversión. La descorrelación de activos supone invertir en compañías que no estén directamente vinculadas al devenir económico. De este modo, ante una posible recesión, hay empresas que se mantienen al margen de la caída del Producto Interior Bruto, como lo son las farmacéuticas o las alimentarias. Si la cartera está compuesta por activos correlacionados, todos se comportarán de forma simular ante situaciones macroeconómicas iguales.
Estrategias de inversión: aportaciones periódicas
Otra forma de amortiguar los mercados bajistas, tendentes a la volatilidad, es separar las entradas. Al adquirir acciones en diferentes momentos, compraremos a diferentes precios, lo que nos permite beneficiarnos de las alzas. En este punto es importante generar el hábito del ahorro y no esperar a invertir cuando se tiene ahorrada una cantidad elevada.
En este sentido, un mecanismo interesante es el planteado por los estudiosos del Behavioral Economics (Economía Conductual), que analiza cómo las emociones nos influyen a la hora de tomar decisiones económicas. Se trata de las opciones por defecto. Esto es, adhesiones automáticas, simplificando alternativas y permitiendo la automatización. De ello escribe el considerado padre de esta disciplina y premio Nobel de Economía (2017), Richard Thaler, en su obra “Un pequeño empujón” (nudge en inglés). Se trata de pequeños incentivos que buscan modificar conductas para que las personas puedan tomar decisiones concretas en su beneficio, como por ejemplo al automatizar suscripciones a nuestro fondo de inversión.
Estrategias de inversión: control de las emociones
Siguiendo con la Economía Conductual, el precursor de esta disciplina y también Nobel de Economía (2002), Daniel Kahneman, investiga profusamente en “Pensar rápido, pensar despacio” los sesgos cognitivos que nos hacen tomar decisiones erróneas en cuestiones que afectan al dinero. Las emociones impactan sobremanera. Así, por ejemplo, los inversores tienden a dejarse llevar por la euforia y el pánico. Cuando una cotización cae, aguantan hasta que se precipita al vacío vendiendo cuando ya es tarde para recuperarse; en cambio, cuando la cotización no deja de subir, compran cuando está cara.
Moraleja: “Invertir debe ser más como ver secarse la pintura o ver crecer la hierba”, dixit Paul Samuelson. Es decir, deja que el dinero trabaje por ti y ten paciencia.
A largo plazo el tiempo siempre corre a favor de las inversiones por el beneficioso impacto del interés compuesto, por el que el dinero aumenta de forma exponencial al acumular sobre el capital los intereses generados año tras año. Las correcciones son connaturales a los mercados y hay que aprender a no mirar de forma constante las cotizaciones y a no dejarse llevar por el efecto manada o los grandes titulares.
De todas las crisis, tarde o temprano, se sale.