El repunte de la inflación por el impulso del consumo, estancado hasta ahora a causa de la pandemia, y la escasez de oferta supone una pérdida de valor del ahorro no invertido. Te explicamos el efecto de este indicador sobre el ahorro y cómo combatir la inflación.
Poco a poco los españoles vamos asumiendo que para optar mayores rentabilidades debemos introducir en nuestras inversiones activos capaces de batir la inflación. De este modo, la renta variable (a través de fondos de inversión e inversión directa) va ganando peso entre las familias. Si bien, todavía el grueso del ahorro financiero de los hogares está depositado en productos que ofrecen poca o ninguna rentabilidad. Según los últimos datos del Banco de España, el 42% del ahorro de los hogares está distribuido en cuentas corrientes y depósitos bancarios, cinco puntos porcentuales menos que hace una década.
“En un entorno con tipos de interés cero y con estos productos ofreciendo rentabilidades próximas a cero, supone que más de un billón de euros se encuentran actualmente sin batir a la inflación, lo que supone una pérdida de poder adquisitivo cada año”, señala Raúl Cuesta, responsable de redes comerciales en Santalucía Asset Management, en una conferencia ante inversores.
El efecto de la inflación sobre el ahorro
La inflación es un indicador que mide la subida generalizada de los precios en una cesta de la compra base y que refleja el equilibrio entre la oferta y la demanda. En la actualidad, nos encontramos que, tras un periodo de caída del consumo por el confinamiento, la inflación ha permanecido en niveles muy bajos y, ahora, con el avance de la vacunación y el levantamiento de restricciones a la movilidad, la demanda se ha reactivado, pero la oferta sigue siendo escasa y, en consecuencia, los niveles de la inflación están subiendo.
El paso del tiempo hace que las cosas pierdan valor, todo se va encareciendo y si no actuamos y solo nos dedicamos a acumular nuestro ahorro en productos ineficientes, acabamos perdiendo poder adquisitivo. Basta con pensar lo que valía una entrada de cine hace dos décadas o un café. De tal manera que si ahorramos nuestro dinero con vistas al futuro en una cuenta corriente, además de no rentabilizarlo, perderemos capacidad de comprar lo mismo que años atrás.
En la actualidad, Raúl Cuesta recuerda que el tipo de interés medio de las cuentas corrientes en España se sitúa en el 0,02% y el de los depósitos bancarios superiores a 2 años, en el 0,13%. Esto provoca que con este tipo de productos las ganancias del ahorro sean inexistentes y se produzca una pérdida de nuestro poder adquisitivo.
Dónde invertir para combatir la inflación
Para combatir este efecto hay que ahorrar e invertir nuestro dinero en productos capaces de batir a la inflación. Por ello, es necesario “salir de nuestra zona de confort y ahorrar en productos que no son los que tradicionalmente hemos utilizado para tal fin”, recalca el responsable de redes comerciales en Santalucía Asset Management.
Aunque este repunte de los precios es algo coyuntural, a la hora de invertir, la estrategia para combatir el impacto de la inflación sobre el ahorro es tener una visión a largo plazo. Porque con independencia del contexto, al final de un horizonte temporal amplio el tipo medio de la inflación se suaviza, más allá de subidas puntuales.
De lo que se trata es de invertir en activos financieros que sean capaces de batir la inflación, que su rentabilidad media sea superior ya que, en términos reales, al rendimiento obtenido hay que descontarle el Índice de Precios al Consumo (IPC).
“La mejor forma de ahorrar es tener en la cuenta corriente lo necesario para vivir y el resto ahorrarlo teniendo una visión a largo plazo. Hay que invertir en activos con peso en renta variable para poder beneficiarnos de su excelente comportamiento ya que en realidad es el único activo capaz de batir recurrentemente a la inflación. Tiene riesgos, pero si miramos con perspectiva, estadísticamente la probabilidad de obtener rendimientos positivos en renta variable aumentan conforme más tiempo estamos invertidos en ella”, afirma Raúl Cuesta.
El interés compuesto
Cuando invertimos nuestro dinero a largo plazo hay que conocer cómo funciona un fondo de inversión en términos de rentabilidad. El quid de la cuestión está en la capitalización de los intereses o interés compuesto, consistente en ir acumulando los beneficios generados sobre la inversión principal, de tal manera que cada año la cantidad sobre la que calcular los intereses percibidos es mayor, haciendo que su crecimiento sea exponencial con el paso del tiempo.
Por ejemplo, si invertimos al año 1.200 euros en un fondo de inversión con una rentabilidad media del 10% anual, significa que al final del periodo habremos ganado 120 euros, que se suman al principal, acumulando 1.320 euros. Esto significa que, al año siguiente, la rentabilidad se aplica sobre esta última cantidad, es decir, habremos ganado 132 euros, alcanzando un total de 1.452 euros, y así sucesivamente.
Te invitamos a conocer más sobre este vehículo de inversión y sobre la renta variable como activo con potencial crecimiento a largo plazo.