Los dividendos que perciben los partícipes de fondos de inversión pueden ser de dos formas, en función del tipo de fondo elegido: de reparto o de acumulación.
Los dividendos son un tipo de remuneración que una empresa cotizada hace a sus accionistas como forma de distribución de los beneficios obtenidos.. Cuando uno invierte directamente en renta variable en Bolsa, percibe esa retribución en el momento en el que la compañía reparte beneficios en forma de dividendos, pero si uno invierte a través de un fondo de inversión, ¿qué ocurre?
Seguro que más de una vez te has preguntado qué pasa con los dividendos que abonan las empresas que componen la cartera del fondo de inversión en el que inviertes y que no cobras en efectivo, a diferencia de cuando se trata de una inversión directa en acciones. Eso es porque el fondo del que eres partícipe es un fondo de inversión de acumulación. Es decir, los dividendos se suman al valor liquidativo del fondo de inversión, incrementando el patrimonio del mismo.
Si, por el contrario, los dividendos se abonanal partícipe es porque inviertes en un fondo de inversión de reparto o distribución.
Aunque aparentemente la diferencia entre ambos puede resultar sencilla, lo cierto es que su impacto a largo plazo sobre el ahorro invertido es muy diferente. También el efecto fiscal. Veamos en detalle.
Fondos de inversión de acumulación
Como mencionábamos al principio, al acumularse los dividendos percibidos al capital del fondo de inversión, aumenta el patrimonio invertido. Esos nuevos recursos permiten al gestor reinvertirlos, bien comprando más acciones de las compañías que componen la cartera o bien comprando títulos de otras empresas. En definitiva, a largo plazo los fondos de acumulación favorecen el incremento de la rentabilidad del producto por el efecto del interés compuesto.
Fondos de inversión de reparto
También conocidos como fondos de distribución. Bajo esta modalidad, el inversor cobra los dividendos que reparten las compañías de la cartera de su fondo con una periodicidad previamente establecida: mensual, trimestral, semestral o anual. Esta retribución se reparte entre los partícipes de forma proporcional a sus participaciones en el fondo de inversión.
Fiscalidad
Desde el punto de vista fiscal, también hay distintos impactos. Si optamos por acumular los dividendos en el fondo, no habrá que tributar hasta el momento del reembolso. En cambio, si elegimos cobrarlos, se devengarán los impuestos en el momento de ingresar los dividendos.
En ambos casos, la fiscalidad de la renta del ahorro está establecida en una horquilla de entre el 19% y el 23%. De tal manera que, si la inversión no supera los 6.000 euros, la tasa impositiva que corresponde es el 19%; a partir de esa cantidad y hasta los 50.000 euros, el tipo impositivo se eleva al 21%; y por encima de ese tope, al 23%.
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