Existen una serie de sesgos cognitivos que distorsionan la realidad y provocan que se tomen decisiones erróneas a la hora de invertir.
Dice el gurú de la inversión Peter Lynch que “todo el mundo tiene la capacidad mental para ganar dinero en la bolsa, pero no todo el mundo tiene el estómago necesario”. En román paladino, cuando la bolsa se precipita al vacío y empieza a sufrir fuertes correcciones, como lo que está ocurriendo en la actualidad por culpa del impacto del Covid-19 sobre los mercados, el inversor se deja llevar por las emociones, y muchas veces vende asumiendo pérdidas y dejando pasar oportunidades. Así funciona la mente cuando el pánico inunda los parqués.
En tiempos de incertidumbre, es más difícil pensar en el largo plazo y el miedo produce un bloqueo mental que distorsiona el proceso de toma de decisiones. Se actúa de forma inmediata e irracional, vendiendo de forma precipitada las posiciones en renta variable, en lugar de ser paciente y esperar a que los mercados se recuperen, porque tarde o temprano, siempre lo hacen.
La economía conductual o finanzas conductuales (Behavioral Financial) es una disciplina que estudia cómo la mente actúa en cuestiones que afectan a la economía doméstica y demuestra que hay una serie de sesgos cognitivos que distorsionan la realidad y hacen que se tenga un comportamiento irracional. En otras palabras, el cerebro busca atajos mentales para tomar decisiones basándose en elementos psicológicos que no siempre son los más acertados.
Esto es así porque, según el premio nobel de Economía (2002) Daniel Kahneman, precursor del Behavioral Finance, a la mayoría de las personas les falta autocontrol, tienen una racionalidad limitada y toman decisiones en función de quien o quienes les rodean.
¿Cuáles son los sesgos cognitivos que actúan en mercados bajistas?
Sesgo de la aversión a las pérdidas
Dice otro premio nobel de Economía (2017) y padre del Behavioral Finance, Richard Thaler, que “es dos veces mayor la desgracia de perder algo que la alegría de ganar eso mismo”. Dicho de otro modo, una pérdida del 20% nos duele mucho más que nos alegra una ganancia de otro tanto. Los sesgos emocionales como la aversión a las pérdidas son los que hacen que tengamos mayor o menor tolerancia al riesgo. Es más, cuando la probabilidad de pérdidas es mayor, se está dispuesto, incluso, a asumir un mayor riesgo y se tiende a aguantar con la confianza de que las caídas se frenarán.
Efecto manada
Seguir al rebaño o dejarse influenciar por terceros es otro de los sesgos cognitivos. Nuestra mente funciona de la siguiente manera: si la bolsa de desploma, es porque la mayoría vende, entonces, yo también vendo. Afirma otro gurú de la inversión, Warren Buffett, que “cuanta más imprudencia veamos en el comportamiento de otros, mayor será nuestra prudencia”.
Sesgo del status quo
Se refiere a que uno prefiere quedarse como está, no opta por hacer cambio alguno. ¿Por qué? Por numerosas razones: por desconocimiento, porque no sabemos decidir ante cuestiones que nos resultan complejas de entender, porque nos falta autocontrol. Esto, unido a la aversión a las pérdidas, provoca inercia, dejar las cosas como están.
Efecto disponibilidad
Tendemos a recordar lo que nos es más familiar o los hechos que ocurren recientemente. Por ejemplo, produce más pánico volar cuando hay un accidente aéreo cercano en el tiempo. Trasladado a la severa caída de los mercados, tendemos a no recordar que el mercado siempre termina recuperándose.
Cómo combatir los sesgos cognitivos a la hora de invertir
Educación financiera
Informarse, preguntar, dejarse ayudar por los expertos. En definitiva, tener educación financiera para apoyar con fundamentos las decisiones económicas. Kanehman explica en “Pensar rápido, pensar despacio” que hay dos sistemas de pensar, uno emotivo (rápido) y otro racional (despacio). Uno no es mejor que otro. A veces, ser intuitivo es bueno porque uno escapa rápido del peligro; pero otras, conviene reflexionar. El problema es que ante cuestiones que afectan a nuestras finanzas, el desconocimiento hace que el sistema dos no funcione y nos dejemos llevar por el primero.
Asesoramiento profesional
Además de la educación financiera, ponerse en manos de profesionales de la inversión también ayuda a tomar mejores decisiones financieras. Son los expertos quienes saben encontrar oportunidades de inversión en entornos bajistas y volátiles en compañías de calidad con potencial de recorrido al alza a largo plazo.
Horizonte temporal
Contar con un horizonte temporal de inversión a largo plazo ayuda a no dejarse llevar por las emociones. Cuando disponemos de tiempo, el ahorro invertido en renta variable, un activo que a corto plazo es arriesgado, tiene que ser un dinero que no se necesita en menos de tres años y las correcciones solo deben ser vistas como oportunidades de inversión.
Alejarse del ruido
Precisamente, el largo plazo ayuda a alejarse del ruido ya que el tiempo es el gran aliado de las inversiones, el que suaviza la volatilidad, permitiendo obtener retornos más elevados a la inversión. Otra fórmula de alejarse del ruido es diversificar las entradas al mercado a través de aportaciones periódicas. Al automatizar las compras de forma mensual, el inversor entrará en distintos momentos lo que le permitirá aprovecharse de las caídas.
En el blog de Santalucía Asset Management puedes encontrar más información sobre qué estrategias de inversión seguir en mercados bajistas y cuál es la visión de nuestro equipo gestor.